Hasta hace unos años, se pensaba que el crecimiento
de los países dependía del número de fábricas, de la cantidad de maquinaria que
disponían y de sus recursos naturales y su extensión territorial, entre otros
factores. Hoy en día, se reconoce que el crecimiento económico y la
competitividad son impulsados cada vez más por el conocimiento. La aplicación
del conocimiento da lugar a formas más eficientes de producir bienes y
servicios, y de suministrarlos de una manera más eficaz, a menor costo y a un
mayor número de personas. Pero esta tendencia hacia el conocimiento
impulsa cambios acelerados en los sistemas productivos, haciendo que los
mercados demanden cada vez, más recursos humanos de alta calidad, lo cual
resulta ser un gran reto para aquellos países que no han desarrollado las
condiciones necesarias para logarlo.
En 1999, el Banco Mundial propuso un marco
analítico para orientar a los países en su transición a una economía basada en
el conocimiento, haciendo hincapié en el papel complementario de cuatro
dimensiones estratégicas: i) un apropiado régimen económico e institucional,
ii) una dinámica infraestructura de información, iii) un eficiente sistema
nacional de innovación y iv) una fuerte base de capital humano. Para
forjar estos cuatro pilares, la educación es un componente fundamental. Su
papel es especialmente importante en la creación de una fuerte base de capital
humano altamente calificado, y lograrlo requiere que los sistemas educativos
estén en capacidad de ofrecer una educación de calidad.
Nosotros tenemos que tener conciencia sobre
lo que hacemos en el Perú , porque hay cosas que debemos corregir en nuestro
paìs como el cuidado del ambiente , entre otros.
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